Las
Leyes de la percepción o Leyes de la Gestalt fueron citadas por
los psicólogos de la Gestalt (Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka en Alemania a principios del
siglo XX) quienes, en un laboratorio de psicología experimental, demostraron
que el cerebro humano organiza los elementos percibidos en forma de
configuraciones (gestalts) o totalidades; lo hace de la mejor forma posible
recurriendo a ciertos principios. Lo percibido deja entonces de ser un conjunto
de manchas o de sonidos inconexos para tornarse un todo coherente: es decir:
objetos, personas, escenas, palabras, oraciones, etc.
Ley de continuidad
Esta ley se manifiesta en la tendencia a unir elementos separados a fin de crear formas continuas. Como en la ley de cierre, se completan las partes faltantes. Esto se corresponde con el acto de completar las partes que no vemos en historias, El pensar que las cosas y personas que no vemos siguen estando allí. Asimismo pensamos que las partes no visibles son similares a las que vemos, pensamos que las personas se comportan en todos lados igual que cuando las vemos.
El cerebro transforma lo percibido en algo
nuevo, algo creado a partir de los elementos que percibe para hacerlo coherente
aun pagando a veces el precio de la inexactitud. Así, las tareas del cerebro
consisten en localizar contornos y separar objetos (figura y fondo) unir o
agrupar elementos (similaridad, continuidad, destino común) en comparar
características de uno con otro (contraste -similaridad) en destacar lo
importante de lo accesorio (figura y fondo) en rellenar huecos en la imagen
percibida para que sea íntegra y coherente (Ley de cierre). Algunas
percepciones se “resisten” a las leyes, por ejemplo el humo, la bruma, la
oscuridad, etc. No hay bordes, no hay aristas no hay figura y fondo, no hay
contraste por lo tanto estos estímulos no pueden organizarse como
configuraciones familiares más o menos estables. Esto provoca sensación de
malestar, temor, o rechazo. Al no poder identificarlo no sabemos si lo
percibido representa o no una amenaza.
Implicancias de la psicología de la Gestalt
La
forma en que percibimos sienta las bases de la forma en que pensamos
(Isomorfismo). Lo primero que se nos presenta es la percepción y el desafío es
interpretar esa percepción (recrearla, darle una forma coherente). Al igual que
una computadora recibe pulsos eléctricos como señales digitales y las
decodifica transformándolas en cálculos, imágenes o sonidos, nuestro cerebro
recibe estímulos y los convierte en configuraciones que le sirvan para
interpretar el mundo. Para ello, siendo niños, habrá adultos que nos explicarán
el significado de lo que percibimos ayudándonos a organizar ese caos.
Aprendemos a ver el mundo dado por la cultura. Nominamos, categorizamos,
jerarquizamos y relacionamos el mundo conocido y cada nuevo elemento o
concepto. Aprendemos también a negar, rechazar, anular, algunas percepciones no
compatibles con el consenso social y todo esto lo hacemos tanto en función de
nosotros mismos (autopercepciones) como de lo externo. Este es el proceso que
configura la relación que vamos estableciendo con el ambiente y con nosotros
mismos.
Principios
Principio
general de figura y fondo: figura es un elemento que existe en un espacio o
“campo” destacándose en su interrelación con otros elementos. Fondo: Todo lo
que no es figura. Es la zona del campo que contiene elementos interrelacionados
que no son centro de atención. El fondo sostiene y enmarca a la figura y, por
su contraste menor, tiende a ser desapercibido u omitido.
Ley general de la buena forma
Tanto
los elementos del fondo están presentes en la percepción aunque nunca emerjan
como figura. Esto puede observarse en las láminas, en las que la figura puede
ser el quijote o el anciano, sin embargo hay rostros ocultos en la composición
que si no se hacen figura de todos modos serán percibidos subliminalmente. Los
elementos son organizados en figuras lo más simples que sea posible,
(simétricas, regulares y estables.
La
ley de la buena forma se basa en la observación de que el cerebro intenta
organizar los elementos percibidos de la mejor forma posible, (simple) esto
incluye el sentido de perspectiva, volumen, profundidad etc.
Ley del cierre o de la
completud
Las
formas abiertas o inconclusas provocan incomodidad y por lo que existe una
tendencia a completar con la imaginación aquello que falta. En esto se basan
algunos funcionamientos psíquicos, por ejemplo cuando con algunos indicios saco
una conclusión aunque no haya percibido todos los detalles de la situación.
Percibo, una jirafa o triángulo, aunque de hecho no esté allí.
La
ley de cierre asimismo nos mueve a que, cuando una persona se interrumpe,
intentemos concluir su frase. Ej. "si ahora yo..." La frase deja la
sensación de que “algo falta” y el deseo de saber qué sigue. Se trata de la ley
de cierre expresada en el ámbito psíquico. Puede cobrar la forma del prejuicio
(completar imaginariamente la información faltante). Lo mismo ocurre al oír una
melodía que no resuelve.
Ley del contraste
Percibimos
diferencias. Sin contraste no hay percepción. Si el papel es blanco y la tinta
blanca no podré percibir. En el terreno de lo psíquico esta ley se utiliza
comparar situaciones y contextos. En este sentido aunque los valores absolutos
(medidas) se mantienen, el compararla con otra puede hacer que una situación
cobre un valor diferente. En la terapia sistémica el recurso llamado
"reframing" es la aplicación de esta ley. Ej.: la pérdida del trabajo,
se compara con otras situaciones menos importantes, (perder el tren, olvidar un
llamado), entonces cobra una relevancia casi dramática; si, en cambio, se la
compara con situaciones como perder a un ser querido, entonces no parece tan
grave.
Es
"relativizar". Otro ejemplo podría verse en personas que, teniendo
una pobre autovaloración, necesitan rodearse de quienes perciban como
inferiores para, por contraste, sentirse más importantes.
Ley de la proximidad
Tendemos
a considerar como "un todo" a aquellos elementos que están más
próximos. Suponemos que las personas que conviven, por ejemplo, están
afectivamente próximas. Existen diferentes calidades de distancias: físicas,
emocionales, intelectuales, de clase, etc. Tendemos a homologar y a superponer:
si estamos cerca físicamente pensamos que también lo estamos afectivamente; o
si nos queremos (proximidad afectiva) entonces pensamos que deba haber acuerdo
en todo (proximidad intelectual). La percepción de las profundidades es un
proceso más complejo que la percepción plana.
Por ejemplo, los puntos que se ven cerca podrían no ser los más próximos
si no estuvieran en el mismo plano de la pantalla. Como cuando vemos en el
cielo dos estrellas casi pegadas, puede que haya años luz entre una y otra.
Ley de la similaridad
Los
elementos similares tienden a verse como parte del mismo conjunto o bloque y se
pueden separar claramente del resto. En el terreno psíquico intentamos crear
"mapas" que nos orienten en un mundo que desconocemos agrupando a
veces individuos, situaciones, objetos o hechos por sus rasgos semejantes.
Incluso es lo que hace que comprendamos lo que quiere decir una palabra aún si
está mal escrita. Esta ley tiene la importante función de hacer familiar el
mundo desconocido. Así, un objeto grande con ruedas que jamás he visto, es
considerado un vehículo de alguna clase.
Ley de continuidad
Esta ley se manifiesta en la tendencia a unir elementos separados a fin de crear formas continuas. Como en la ley de cierre, se completan las partes faltantes. Esto se corresponde con el acto de completar las partes que no vemos en historias, El pensar que las cosas y personas que no vemos siguen estando allí. Asimismo pensamos que las partes no visibles son similares a las que vemos, pensamos que las personas se comportan en todos lados igual que cuando las vemos.
Movimiento común o
destino común
En
el orden psíquico esta ley se manifiesta en las tendencias a agrupar a las
personas o eventos por un rasgo común como sucede en el caso de la similaridad.
Los movimientos comunes en lo psíquico definen rasgos de homologación entre
caracteres, la diferencia es que estos rasgos se relacionan con el hacer
(moverse) más que con el ser como en la similaridad.
Webgrafía:
Bibliografía:
Salama P., H. (2010). Psicoterapia Gestalt: Procesos y Metodología. Barcelona: Editorial Amat.
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